
KIKO
10/2005 † 04/2018
A mí hermano, amigo y confidente.
Has aguantando todas mis etapas vitales; mi pesadez en la niñez, la falta de interés y cabezonería en la adolescencia y mi enorme amor hacia tí ya en la juventud.
Siempre he tenido miedo a que te fueras. Sin embargo, al llegar el día he comprobado que no existe preparación mental posible a esto. Me has dejado un vacío irrecuperable.
Gracias por tu cariño, carisma y simpatía incondicionales. También por el sonido de tus patitas en la tarima, tus chospitos en el campo y tu mala hostia. Siempre he pensado que eres un viejito reencarnado.
Te amo con todo mi alma Kiko.
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